Fiorella, Florecilla...
Aunque de tallo corto y discretos pétalos, tienes la tierra a tus pies...
Este pequeño poema lo oí el otro día por casualidad. Su autor? alguien anónimo, sin nombre y apenas sin rostro para la mayoría de los transeúntes de la Gran Vía madrileña,
a pesar de que desde hace años, regala millones de poesías a las personas que quieran escucharle. Siempre con una sonrisa.
El poema era dedicado a una chica, menuda, que llorosa se sentó en un portal a su lado un miércoles cualquiera.
No sé qué la podía estar ocurriendo, pero nadie se paró a preguntarle. Hasta que él, observador de la vida se acercó y le entregó esta poesía en un pequeño papel. Y tan sigiloso como siempre se fue.
Cuando pasaba a su lado, ella lo leyó en alto y por eso me enteré.
Una hermosa historia, que inspira a un hermoso Tocado.
Espectacular pluma de faisán tintada en tonos rosáceos.
Sujeción por medio de pinza francesa.